Entradas de finanzas personales

Esta sección está dedicada a comentar sobre finanzas personales y realizar constantes actualizaciones sobre esta temática.

10 de Agosto de 2020

¿Cómo empezar? O….los diez mandamientos del día a día

4.- MINIMIZA TUS GASTOS RECURRENTES

Evita en lo posible compromisos que generen gastos repetitivos; es decir, que comprometan o bajen sus ingresos en forma constante.

Estos gastos generalmente son pagos por servicios, o por préstamos que se van amortizando.

A.- En la primera categoría (servicios) tenemos: Teléfono fijo, datos, programación de TV y móvil, electricidad y energía, gastos de comunidad, condominio o mantenimiento de vivienda, educación, TV por cable, acceso a Internet, clubes o asociaciones.

B.- En la segunda categoría (préstamos): pagos por hipoteca de vivienda, vehículo, tarjetas de crédito, y pagos por compra de muebles o electrodomésticos.

Respecto a los servicios, la táctica es llevar estos gastos al mínimo posible, es decir, vivir con el mínimo de compromisos posibles. Si la TV paga no es indispensable, no lo tenga; si existen planes más baratos para el teléfono, suscríbalos; si no usa las instalaciones de los clubes, o los servicios de las asociaciones, retírese. Y sobre todo: no utilice estos servicios de manera desmedida cuando los pagos se incrementan con el uso frecuente.

En cuanto a la segunda categoría, mídase, use la deuda como herramienta mas no se deje vencer por ella.

20 de Julio de 2020

¿Cómo empezar? O….los diez mandamientos del día a día

3.- FÍJATE METAS RAZONABLES Y CÚMPLELAS

Roma no se hizo en un día”, se dice. Tampoco la seguridad financiera se construye en un día.

Hay que ir trabajando y logrando su posición sólida y estable, poco a poco. Por eso lo más coherente no es fijarse grandiosas metas, que de hecho no son fácilmente alcanzables. Lo adecuado es ir fijando metas de corto plazo, a una semana, a un mes. Quizás sean pequeñas, pero van creando pequeños éxitos, que luego, sumados, pueden convertirse en grandes logros…

29 de Junio de 2020

¿Cómo empezar? O….los diez mandamientos del día a día

2.- ESTABLEZCA SUS PRIORIDADES

No todos los gastos tienen la misma prioridad, es decir,  Debes darte cuenta de las cosas que son realmente importantes, según tu estilo de vida y preferencias personales. Y aprender a distinguirlas de las otras que no lo son tanto, si bien podrían ser muy significativas para personas con otras diferentes escalas de valores y prioridades. Pero esto es muy personal, no podemos dar reglas generales. Recuerda que el presupuesto de gastos de una persona refleja siempre sus valores y opciones individuales.

Has su lista. Describe lo que es importante, aquello sin lo cual no podrías ni siquiera imaginar tu vida. Así aprenderás a distinguirlo de lo que no lo es, de lo que es menos prioritario o no prioritario.

Teniendo presente la composición de tus gastos (en el mandamiento anterior), podrás ver con claridad cuales de esos gastos, son los que realmente importan, en cosas imprescindibles e infaltables. Y cuales otros hay, que pueden no ser tan prioritarios. Luego podrás saber lo que puede recortar, redefinir o redistribuir. O aplazar para más adelante.

En otras palabras, define dentro de tus gastos, cuales son:

A.- Imprescindibles (sin los que no se podría vivir).
B.- Obligatorios (las circunstancias los imponen).
C.- Importantes (tienen relevancia).
D.- Útiles (sirven para algo).
E.- Placenteros (es bueno o agradable tenerlos, más no pasaría nada si no se tiene).

Luego, vale sacar la cuenta y ver cuánto hay en cada categoría. Y siempre recordando que se pueden bajar los gastos que corresponden a las categorías con menor nivel de necesidad.

9 de Junio de 2020

¿Cómo empezar? O….los diez mandamientos del día a día

El día  a día está lleno de pequeñas decisiones, sobre compras diarias o semanales.  La batalla por la supervivencia no sólo se libra en los momentos trascendentales, cuando se toman las decisiones importantes; se libra además en forma constante y habitual, repetida y repetitiva. Por eso, hace falta mucha disciplina para conseguir el triunfo.

Estos 10 mandamientos del día a día son simples guías o normas, que usted puede o no observar. Pero eso sí, recuerde que el no respetarlos puede resultar en una pena futura. En las finanzas, nada es gratis; y el salirse demasiado de los mandamientos y cometer excesos podría significar tener que pagar mucho en el futuro.

1.- SEA ORGANIZADO

A.- Viva medido. Viva dentro de su presupuesto, conforme a sus ingresos. “Arrópese hasta donde le llegue la cobija”; es decir, no gaste más dinero del que le entra. Es más, aún cuando sus ingresos sean pequeños, trate de organizarse de tal forma que siempre quede algo para emergencias o imprevistos.

B.- No asuma compromisos que después no pueda cumplir. La deuda, cómo ya lo dijimos anteriormente en este libro, es potencialmente explosiva, y podría ser devastadora en su vida. Luego, si va a tomar deuda, asegúrese de que pueda cumplir con su obligación. Existe un límite al endeudamiento: los ingresos futuros previsibles. Este límite señala la “capacidad de endeudamiento” de cada quien.

C.- Lleve control de sus gastos. Es muy útil saber cuanto se está gastando y en cuales rubros se gasta. Esto implica tomarse la molestia de anotar sus gastos, sumarlos, y ver cual es la composición de estos. El hacerlo costumbre le permitirá saber en que gasta su dinero, y donde pueden estar los excesos o las “filtraciones”. También le permitirá, rectificar o recortar un poco, si se ha excedido, o saber en todo caso con cuanto puede contar. Haga el experimento por unos días, y se sorprenderá.

3 de Junio de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Sexta verdad: cuando tenga el oro, haga las reglas

No deje que otros hagan las reglas por usted, sobre todo si usted es quien tiene el elemento deseado en una negociación, recuerde que quien tiene el oro hace las reglas y analice bien antes de negociar. Recuerde que usted jamás en la vida obtendrá lo que se merezca, obtendrá lo que consiga negociar.

Es así como a la hora de sentarse en una mesa de negociación o de comenzar cualquier pacto informal, lo que menos se recomienda es ir desinformado. Lleve sus mejores armas, averigüe la posición y condición real de su adversario, qué tiene, de qué depende, qué le puede ofrecer, sus características personales, sus valores, su cultura, cualquier cosa le puede servir para ganar. Sea usted quien traiga los cuadros, los números, o al menos sépalos y guárdelos bajo su manga.

Trate de negociar en un terreno que usted conozca y domine, nunca en el terreno de su adversario, eso implica que desde el lugar en donde va a negociar, como quizás las posibles reglas formales o informales, deben ser propuestas por usted, o al menos convenga condiciones y lugares con los cuales usted se sienta cómodo.

Averigüe con claridad cuál es el peso de cada uno de los elementos negociados para usted y para su contraparte. Aprenda a ceder en puntos que no tienen tanto peso para usted pero sí lo tienen para su adversario, y hágalo a de ventajas o bienes altamente relevantes para su persona.

Amigo lector, la negociación es un arte, y si se encuentra frente a alguien con quien tendrá que negociar de nuevo algún día, probablemente lo más conveniente sea la alternativa de ganar-ganar, es decir que su contrincante obtenga también ventajas de la negociación, así cuando tengan que volver a sentarse haya confianza y se facilite el camino.

Si usted tiene el oro haga las reglas, ponga las condiciones que le beneficien, aproveche bien ese oro, no lo despilfarre ni lo regale, dele el valor que realmente tiene y hágaselo saber a quién negocie con su persona…

… Pero finalmente, si no tiene el oro, haga que los demás crean que es usted quien lo posee, sepa venderse y vender lo que tiene…

 

1º de Junio de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Quinta verdad: arriésguese sólo cuando valga la pena hacerlo.

El tema del riesgo y del beneficio, está claramente presente en casi todos los actos de la vida humana, pertenece a nuestra condición fundamental, a nuestra naturaleza como seres. Corresponde de hecho a nuestro instinto de supervivencia o según las teorías de Sigmund Freud a nuestra pulsión de auto-conservación y placer (Eros) en contraposición a nuestra pulsión de muerte (Tanatos).

Por un lado está el beneficio, el placer que provoca la obtención de grandes resultados económicos de un negocio, por otro lado se encuentra el riesgo de perder si las cosas no salen bien. Lo interesante es que desde que los seres de nuestra especie caminan de pie sobre el planeta, se ha mantenido ese eterno dilema, esa eterna lucha en donde puede arriesgarse hasta la vida a cambio de obtener ganancias.

Existen pinturas rupestres con una antigüedad superior a los 14.000 años en donde se muestran escenas de caza, tal es el caso de los hechos representados en las cuevas de Altamira, España. A nuestro entender las representaciones no hacen sino mostrarnos el eterno dilema entre el riesgo y el beneficio, un cazador primitivo de seguro ponía en vilo su propia existencia a cambio de lo que podría representar la supervivencia de un grupo humano durante cierto periodo de tiempo. Si tenía éxito, podría cubrirse de gloria y seguramente de poder dentro de su tribu, el equivalente quizá a tener riqueza en la época contemporánea. Si fracasaba, un animal herido o asustado, podía terminar matando al cazador.

Desde cierto punto de vista, la decisión de arriesgarse y de dar lugar a la faena, no es sino una representación de la codicia, la misma codicia de un emprendedor cuando invierte los ahorros de su vida en un negocio o de un atleta de alto riesgo como es el caso de los pilotos de carreras, los toreros o los boxeadores, cuando da inicio a un evento deportivo.

Es entonces como la codicia no es sino un desbalance entre riesgo y beneficio, y gracias a ésta, un ser humano se inclina por el riesgo. Luego, se puede hacer cierto paralelismo entre codicia y “valentía”, por otra parte, la aversión al riesgo viene a ser una representación de la misma balanza pero inclinada al lado opuesto, en este segundo caso, el temor viene a frenar la decisión de arriesgarse.

Bajo esa misma línea de pensamiento, observamos que no todas las personas son capaces de tomar los mismos riesgos ante circunstancias similares. Existen sujetos más temerosos, y existen individuos más propensos al riesgo, todo eso dependerá de factores de personalidad, vivencias, educación y valores. Seguramente el vivir en un medio hostil hará que un ser humano tienda a ser más propenso al riesgo, el no tener nada que perder, con mucha probabilidad puede conducir a tomar riesgos de consideración.

Ahora bien, usted como persona debe hacer varias reflexiones cuando se encuentre ante cualquier decisión de índole financiera, y colocar en su propia balanza la mayor cantidad de elementos de ambos lados, es decir deberá medir de la forma más precisa posible tanto los riesgos como los beneficios potenciales de cualquier actividad que usted decida comenzar.

Un sabio autor de temas financieros y especulador llamado André Kostolany decía sobre el riesgo: “quien tiene poco, no puede arriesgar, por otro lado, quien tiene mucho puede especular con un poco de lo que tiene, pero el que no tiene nada, al no tener nada que perder, más bien está obligado a apostar”. Bajo ese principio, amigo lector, no es sino usted quien debe tomar la decisión.

Nuestro primer consejo sobre el tema delos riesgos, es entonces que analice en qué situación se encuentra ¿Tiene mucho? ¿Tiene poco? ¿No tiene nada?

Si bien, las tres condiciones dependerán de la óptica de cada persona, en realidad no es sino usted mismo quien decidirá si tiene poco, mucho o nada, nosotros solamente podemos darle pistas.

Tener mucho equivale a tener sus necesidades cubiertas por un tiempo lo suficientemente largo como para que usted se sienta conforme, nosotros no lo decidimos, es usted quien lo decide. Otra condición para tener mucho es que lo que usted está dispuesto a perder, no cambie en forma significativa sus condiciones objetivas de vida. Si ambas condiciones se cumplen, usted puede jugar a arriesgar parte de ese “mucho” que posee.

Tener poco es lo contrario a tener mucho, es decir, tener lo necesario y arriesgar lo que podría representar su sustento en el muy corto plazo. En ese caso, usted estaría apostando sobre sus necesidades inmediatas y probablemente las de su familia, sinceramente en esos casos tomar riesgos es una idea casi suicida.

No tener nada es el equivalente a no tener nada que perder, es decir, quien ha llegado a esa situación no posee siquiera los recursos básicos para su supervivencia, piense en el caso de los inmigrantes o de los refugiados, en ese caso, el riesgo es para ellos más que una alternativa posible, un mandato.

Otra consideración muy importante es la de no dejarse cegar por una “ganancia fantástica” o por “resultados increíbles” Si algo es muy bueno como para ser cierto, definitivamente será demasiado bueno como para ser real, en lenguaje llano ¡NO ES VERDAD! Muchas de las personas que vengan a ofrecer oportunidades de negocios o inversiones, seguramente crearán expectativas deslumbrantes de beneficios, amigo lector, lo más seguro es que se trate de estafas.

Usted está obligado a sospechar de cualquier negocio que ofrezca beneficios potenciales demasiado atractivos, piense en los fraudes generados por instituciones financieras de “reconocida solvencia” y que ofrecían rendimientos “fabulosos”, muy por encima de los esperados para casos similares, bueno, en los momentos de crisis, estas instituciones terminaron quebrando y recuerde, no hay nadie que ofrezca tanto rendimiento como un banco a punto de ir a la quiebra. Piense en los esquemas piramidales de inversión en los cuales unos pocos farsantes estafan a muchos incautos que creen en el dinero fácil.

Recuerde también el caso Maddoff, la historia es que durante muchos años este señor Maddoff, que había llegado hasta presidente de una bolsa de valores, reportó rendimientos consistentemente muy por encima de los que obtenidos por el resto de los operadores del mercado, y así fue capaz de atraer a numerosos inversionistas, sin embargo, la información que este ser repugnante emitía era absolutamente falsa, no había inversiones, Maddoff se había robado el dinero, es así como algo excesivamente atractivo, terminó siendo un catastrófico fraude que arruinó el trabajo de la vida de muchas personas.

En fin, nuestra sugerencia es observar y analizar conscentemente tanto el beneficio potencial en cualquier decisión que usted deba tomar, y finalmente arriesgarse si realmente vale la pena.

30 de Mayo de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Cuarta verdad: no apueste todo su dinero a un solo número, podría perder todo.

El concentrar los riesgos, puede causar problemas sumamente graves a la hora de que el riesgo se materialice, el poner todos los huevos en la misma canasta siempre implicará que si la canasta cae, usted perderá todo lo que tenga. Igual pasa en la vida, si dependemos emocionalmente de una persona, una institución, un empleo, si nos llegase a fallar, lo más seguro es que quedaríamos devastados, y querido lector, queremos evitar que eso le pase.

Algunos autores opinan que si se desea conseguir riqueza fácil, más que diversificar, hay que concentrar el riesgo. Lo malo es que esto se podría convertir en un juego de todo o nada y no es que eso sea estructuralmente bueno o malo, todo dependerá finalmente de su propia postura respecto al riesgo. Si usted es muy ávido de grandes beneficios claramente propenso al riesgo, probablemente no quiera diversificarse, el detalle es que si las cosas le salen mal, no tendrá un salvavidas, finalmente es usted quien decide, nosotros solamente advertimos.

Otro detalle sobre la diversificación del riesgo, el tener varias canastas, reduce el riesgo, pero no lo elimina, es decir, siempre habrá el riesgo de que todas las canastas se caigan y se rompan al mismo tiempo, pero el que eso ocurra será menos probable que el que una sola canasta se rompa.

En términos de la vida real, es mucho más probable que una empresa individual quiebre o fracase que el que todas las empresas del mercado vayan a la bancarrota, en general habrá actividades que en las peores crisis salgan fortalecidas, por ejemplo aquellos productos o servicios a las que las personas acceden cuando no les alcanza para comprar los originales, los alimentos económicos, servicios de reparaciones, productos con presentaciones más pequeñas son comprados en momentos de crisis y las empresas que los ofrecen, obtienen beneficios de consideración.

La última reflexión sobre diversificar el riesgo es la de que no todas las diversificaciones sirven, es decir, hay veces en que diversificar no sirve de nada, sobre todo cuando el comportamiento en el valor de los bienes que usted posea o en la demanda por los servicios que usted ofrezca, estén correlacionados. Es decir si usted tiene varios inmuebles en la misma zona o ciudad, usted no estará protegido contra la caída en los precios de los bienes raíces, finalmente el riesgo no sería tan distinto que el de tener un solo inmueble.

Diversifique sus activos.

Cuando se habla de activos, se habla de propiedades de diversos tipos, dinero, mercancías, acciones, bonos, muebles, inmuebles, licencias o activos intangibles, etc. Un activo es todo lo que usted tenga, lo que sea suyo. Si usted tiene un solo activo o un grupo de activos cuyos precios y demanda estén muy correlacionados, su riesgo será alto pues si este bien pierde valor, su pérdida será proporcional a la pérdida de valor de la propiedad o de las propiedades, si en cambio usted posee varios bienes cuyos precios fluctúan en forma más o menos independientes, el que uno pierda valor, le dolerá, pero quizás no tanto.

Lo malo en todo esto, apreciado lector, es que en este tema de la diversificación, existe un triste drama muy asociado con la clase media, para grandes cantidades de familias pertenecientes a la clase media, la diversificación en la práctica no existe pues el patrimonio familiar tiende a concentrarse en vivienda y vehículos. No le decimos que salga a vender su casa para diversificar sus activos, pero sí le pedimos que esté consciente de la situación y que comience a adquirir activos de otra índole que le permitan diversificar y no perder tanto si su vivienda se deprecia.

Diversifique sus ingresos.

Se ha preguntado ¿De dónde vienen sus ingresos? ¿Cuántas fuentes de ingresos posee usted? ¿Qué pasaría con sus ingresos si usted pierde su empleo?

La diversificación, no solamente debe pensarse en función a los bienes de los que usted disponga, debe aplicarse también a sus ingresos, el depender de una o de muy pocas fuentes de ingresos, lo coloca en condiciones sumamente vulnerables a la hora de que su o sus fuentes de ingreso desaparezcan o se vean mermadas.

Nuestra recomendación es que comience de una vez a reflexionar y a buscar fuentes alternativas de ingresos, no espere a tener el agua al cuello, tener sus ingresos diversificados lo colocan en una situación de mayor libertad e independencia para tomar sus propias decisiones, hacer lo que usted prefiera y no depender de humillaciones en algún empleo que no le satisfaga.

Piénselo, la diversificación reduce el riesgo y por sobre todas las cosas, si ser empresario es riesgoso, ser empleado lo es en muchísimo mayor grado.

27 de Mayo de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Tercera verdad: la información es la mercancía más valiosa. (La información asimétrica es la más sucia de las trampas).

En la academia se habla de muchos modelos que plantean el tema de los mercados perfectos, es decir, mercados en donde todos los actores acuden en las mismas condiciones, ninguno destaca sobre otro y muy importante, todos tienen acceso a la misma información. Amigo lector, disculpe pero precisamente esa última circunstancia es absolutamente imposible, siempre habrá individuos que tengan mejor información que los demás y serán ellos quienes obtendrán el pedazo más grande del pastel.

En la historia, hay grandes fortunas que han sido construidas con base en el uso desigual de la información, tal es el caso de la familia Rotschild, una de las dinastías que más fortuna ha alcanzado a lo largo de la historia de la humanidad. Este clan multiplicó su fortuna a raíz de la batalla de Waterloo gracias a un ardid que nos alecciona sobre el uso y la manipulación de la información. Los Rothschild daban apoyo económico tanto a Bonaparte como a Wellington, y su ingeniosa maniobra ocurrió instantes después de la batalla de Waterloo. Uno de los miembros de la familia, quien fuera espectador privilegiado de la confrontación y que manifestaba su favoritismo por Inglaterra y Prusia, partió en forma presurosa en el momento en que culminaba la batalla, sin importarle dejar moribundos a varios de los equinos que montó, prosiguió su diligente marcha y apenas llegó al puerto, pagó una fortuna para cruzar el canal de la Mancha, finalmente galopó hasta Londres, sin más preámbulo se dirigió a la bolsa de valores y se puso a vender desesperadamente títulos ingleses a precios bajos. El resto de los operadores bursátiles, consideraron que dado que los Rotschild manejaban mucha información, seguramente Napoleón había vencido la batalla y por eso estaban vendiendo. A continuación, el pánico colectivo se apoderó del mercado y éste bajó a mínimos históricos. En paralelo, un pequeño grupo de corredores adquirían en forma anónima los títulos de deuda de guerra británica a precios ínfimos… Adivinen para quiénes.

Esta breve historia nos da dos valiosas lecciones sobre la información, la primera es la necesidad imperativa de tener acceso directo a la fuente más cercana y confiable y la segunda, tan o más importante que la primera es que quien tenga la información se la guardará y le sacará el máximo provecho durante esa corta ventana de tiempo en que los demás estén desinformados.

La anécdota de los Rotschild no es única en la historia, es un acontecimiento que se ha repetido en todas las generaciones y que los medios académicos llaman en forma eufemística (o más bien hipócrita) “asimetrías en la información”, las asimetrías en la información, han creado fortunas inmensas para quienes de una forma u otra han estado cerca del poder, pero como vimos lo último que harán estos poderosos será divulgar la información y muy probablemente sacarán a luz pública “cortinas de humo” destinadas en el mejor de los casos a confundir a los demás y en algunos casos a conducir al resto de las personas directo al matadero. Sin duda, los títulos valores, las mercancías, los inmuebles son instrumentos cuyos precios suben o bajan, pero la información que brinda la certeza de lo que ocurrirá es lo que permite que se acumulen fortunas, es así como podemos decir sin que nos quepa ninguna duda que la información es la mercancía más valiosa.

La información y los mercados.

Una circunstancia esencial en la naturaleza humana es nuestra condición de seres gregarios, es decir, vivimos en comunidades y no podemos vivir en forma aislada, es así como al vivir en grupos, nos vemos obligados a ponernos de acuerdo sobre el uso de lo que producimos o de los recursos que poseemos.

Desde tiempos inmemoriales, los recursos han sido siempre escasos y las necesidades siempre han superado la cantidad existente de recursos, es así como de alguna manera hay que buscar la mejor forma de utilizaros y por supuesto lograr que dichos recursos “alcancen”.

Comenzando en tiempos de la prehistoria, han existido diversos mecanismos de reparto, algunos muy violentos por ejemplo, un grupo de cavernícolas disputando una presa, otros demasiado arbitrarios, un patriarca beduino repartiendo la comida en su carpa, sin dejar de existir mecanismos de reparto donde la ley del más fuerte era el imperativo, líderes guerreros injustos dando raciones a sus súbditos y finalmente esquemas de control autoritario sobre los recursos como es el caso de las libretas de racionamiento o las regulaciones de precios.

Sin duda, y con todos sus defectos, el mercado viene a ser el menos malo de los mecanismos de distribución de bienes y de servicios en la sociedad. ¿Cómo opera el mercado? Sencillamente el mercado parte del principio de que existen para cualquier bien uno o varios compradores y uno o varios vendedores, los compradores estarán dispuestos a adquirir un bien siempre y cuando su precio sea menor a la cantidad que ellos están dispuestos a pagar, los vendedores querrán vender el mismo objeto a un precio que les satisfaga, es decir, por más de lo que el bien les costó. Si la cantidad de dinero que los compradores están dispuestos a pagar, supera el precio puesto por los vendedores, se producirá una transacción comercial y seguirán ocurriendo estas transacciones en la medida en que haya compradores dispuestos a pagar un precio y vendedores dispuestos a vender por ese precio.

En el supuesto en que haya pocos vendedores y muchos compradores, seguramente el precio será elevado, pero esa situación en vez de preocuparnos nos debe alegrar pues ante un precio elevado, es muy posible que surjan personas dispuestas a producir y vender a un precio menor, se desarrollen nuevas tecnologías y se destinarán recursos para producir los bienes escasos o demandados por muchas personas y se cambiarán voluntariamente los patrones de consumo hacia bienes más abundantes y económicos.

Es lamentable como utilizando los demás mecanismos de distribución, no es muy factible que se produzca más y mejor, que las tecnologías mejoren o que las personas voluntariamente modifiquen sus patrones de consumo. Esto ocurre porque no existirán incentivos para ninguno de estos cambios. Por ejemplo en el caso de las libretas de racionamiento, lo más seguro es que los productos que obtendrá persona no serán los que esta persona desee o necesite sino lo que un burócrata decida que se va a producir y se le va a entregar, y por otra parte un productor no tendrá mayores incentivos para ofrecer calidad o mejorar sus productos pues siempre recibirá a cambio lo que en forma arbitraria especifique un funcionario, este último siempre creerá saber más que quienes realmente hacen el trabajo.

Otro mecanismo muy perverso es el de las regulaciones, cuando un funcionario es quien fija los precios lo más seguro es que para conseguir popularidad, fijará un precio “bajo” y esto traerá varias consecuencias muy negativas. Desde el punto de vista del productor, no habrá incentivo alguno para mejorar la calidad o para invertir más en nuevos procesos o maquinarias pues siempre tendrá sobre su persona, la espada de Damocles de una fijación de precios que le pueda producir pérdidas. Por otra parte el comprador estará feliz al comienzo y tenderá a demandar más bienes regulados, hasta que estos bienes se hagan escasos, a partir de ese momento no le quedará otra opción que la de irlos a comprar a un precio mayor a un mercado “informal” o sin eufemismos, a un sucio mercado negro en el cuál los precios serán más elevados y las calidades bastante dudosas. Tanto el productor como el comprador terminarán siendo más pobres y quien se enriquecerá será quien opere el mercado negro, detrás del cual no dudamos que podría estar el funcionario que dictó la regulación, quien además estaría enriqueciéndose mediante mecanismos de chantaje a los productores al exigirles dinero a cambio de regulaciones más favorables. Otra consecuencia es que finalmente por más que se efectúen regulaciones los precios serán determinados por la oferta y la demanda. Si algo se regula demasiado, el verdadero precio será el que imponga el mercado negro, claramente estos precios del mercado negro serán más perjudiciales para todos que los determinados por la libre competencia. El mercado negro enriquecerá a unos pocos que terminarán por formar mafias que subyuguen a la sociedad en medio de una impunidad total, para muestra basta mencionar la condición en que quedaron tanto Rusia como otros países de la Europa Oriental luego de salir del sistema comunista soviético, en donde las libretas de racionamiento y las extremas regulaciones eran el pan de cada día.

Amigo lector, acabamos de detectar a otro de sus claros enemigos, el funcionario público quien poniendo una regulación, termina por sacarle a usted el pellejo en un detestable y corrompido mercado negro, lo más terrible de este tipo de individuos que racionan o que imponen precios, es que siempre se presentan como nuestros “salvadores” y no son sino demagogos y estafadores de la peor calaña. Otra conclusión que podemos obtener es que finalmente por más que se efectúen regulaciones los precios serán determinados por la oferta y la demanda, si se regula algo demasiado, el verdadero precio será el que imponga el mercado negro.

26 de Mayo de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Segunda verdad: el mundo está lleno de trampas

Usted debe tener cuidado con el medio que le rodea, si bien es cierto que existen oportunidades, es mucho más probable que las trampas aparezcan primero y con muchísima más frecuencia. La razón es bien sencilla, quien quiera ganar dinero fácil o hacer algún tipo de estafa o de fraude, siempre buscará hacer uso de diversos medios de comunicación, interpersonal o masiva para llegar a los incautos que podrían resultar víctimas de estos engaños.

En cambio, las oportunidades reales serán mantenidas en secreto por quienes las conozcan, hasta tanto les hayan sacado bastante provecho o no puedan obtener de ellas beneficios, sin que otros aporten importantes sumas en forma de capital.

Recuerde además que las ideas brillantes que además tienen éxito en el colectivo, son bastante escasas, esto implica, que habrá que tener muchísimo cuidado a la hora de hacer una inversión y sustentar siempre cualquier decisión sobre bases analíticas sólidas, estudios de mercado, análisis de factibilidad, revisiones legales, análisis crediticios, y sin duda el conocimiento de la información personal de los individuos con los cuales usted negocia, serán siempre necesarios.

Otro argumento que puede sustentar esta consideración acerca de las oportunidades y de los engaños, es la sencilla consideración de que en el mundo del dinero, no existe nada gratuito, siempre quien tenga una oportunidad real, buscará cobrarle el máximo posible por permitirle participar de esa oportunidad.

Si le abren una puerta, no será de gratis, ni siquiera en caso de que usted se haya ganado la simpatía de quienes llevan la iniciativa, los costes de entrada serán altos, sencillamente porque cuando hay dinero de por medio, nada es gratuito.

Cuando observamos a nuestro alrededor, siempre nos toparemos con caminos que en apariencia son demasiado sencillos para temas tales como obtener ingresos abundantes, conseguir la vivienda de nuestros sueños, viajar a lugares maravillosos, etcétera. En general, estos caminos son estafas pues los estafadores conocen muy bien de las debilidades humanas, amigo lector, lamento decirle que los atajos no existen.

Antes de tomar cualquier decisión:

A veces, como seres humanos que somos, podemos pecar de ingenuos y creernos muchas historias, pero lo cierto es que la gran mayoría de las veces, si esas ilusiones no se sustentan sobre hechos reales, nos llevan al fracaso, así que mi sugerencia querido lector, es que antes de tomar cualquier decisión, haga bien sus tareas y estas tareas, claro está, no son imposibles de hacer, más si requieren de cierto grado de esfuerzo y de dedicación que ciertamente dejarán sus frutos. Como requisitos mínimos antes de dedicar sus recursos, dinero, esfuerzo, tiempo, conocimientos, etc. A cualquier actividad son los siguientes:

a.- Averiguar la trayectoria personal de las personas con las cuales usted negocie.

El primer error de un incauto es el de no saber con quien está tratando. En el mundo de hoy, resulta que el “know whom” o saber quien es quien, es tan o más importante que el “know how” o saber cómo se hacen las cosas.

Siempre, en la mayoría de las actividades, usted sabrá encontrar a alguien que sepa hacer bien las cosas, a cambio de la cantidad necesaria de dinero. Sin embargo, el toparse con personas inescrupulosas que puedan hacerle daño, tendrá para usted costos inimaginables.

b.- Efectuar estudios de mercado.

Cuando lo que le estén proponiendo se trate de un negocio o de una iniciativa empresarial, y el ingreso futuro dependerá de las ventas a personas o a empresas, lo primero que usted se deberá preguntar es si este negocio o iniciativa tendrá mercado, es decir, si hay suficientes clientes potenciales, con bastante poder adquisitivo para que el negocio sea viable. Y esto definitivamente pasa por hacer un concienzudo y racional estudio de mercado.

c.- Hacer análisis financiero (y no morir en el intento).

Una vez estimadas las ventas, es necesario determinar si el negocio que le están ofreciendo, es en realidad viable. Para evaluar factibilidad, lo adecuado es hacer una buena evaluación financiera.

A lo mejor quien le esté ofreciendo el negocio le dirá:

¿Pero para qué tanto detalle, si el negocio es bueno?

Sencillamente, para poder determinar si un negocio es bueno, es más que necesario, obligatorio estimar con bastante precisión los resultados previstos de ese negocio, el dinero que producirá, su porcentaje de beneficios y claro está, en cuánto tiempo recuperará el dinero que usted invierta.

25 de Mayo de 2020

Las seis duras verdades sobre el cochino dinero

Primera verdad: cobre ahora, pague después.

La clave para acumular excedentes o dinero, es hacerse de estos, si no reúne dinero y/o recursos productivos, jamás tendrá riqueza. La diferencia entre pobres y ricos, consiste en que el pobre gasta lo que obtiene o más y que su situación financiera podría estar comprometida en el muy corto plazo (teniendo periodos de “Supervivencia financiera” nulos o demasiado cortos). Sin embargo el rico, tiene garantizada su supervivencia en el mediano y hasta en el largo plazo.

La primera forma de comenzar a reunir dinero, es tratando de cobrarlo lo antes posible, ponerlo a producir, y pagarlo lo más tarde que pueda y claro, sin que esto represente costo alguno. Y aquí está la gran clave, necesita tiempo para que el recurso que usted tiene produzca más dinero.

El valor del dinero en el tiempo:

Y es este compás de tiempo, el que crea el primer concepto fundamental de las finanzas, el concepto del valor del dinero en el tiempo, el dinero vale más hoy que mañana, entre tener una cantidad de dinero hoy y la misma cantidad mañana, aún si la inflación es cero, las personas van a preferir tenerla hoy y no mañana. A cambio de esperar hasta mañana, esperarán obtener más dinero.

Esa cantidad adicional, se manifiesta en muchas formas, intereses sobre préstamos o depósitos, rendimientos sobre inversiones, dividendos sobre acciones, cupones en el caso de los bonos, etc. Lo importante es que a cambio de esperar un tiempo, usted, querrá recibir más dinero por lo que invierta.

Algo importante de este concepto del valor del dinero en el tiempo, es que no es nada nuevo. Por ejemplo, la ley 89 del código de Hammurabi, regula las cantidades a ser cobradas en intereses por concepto de préstamos.

Ahora bien ¿Sabe usted de cuándo data el código de Hammurabi? Oficialmente, el código tiene unos 37 siglos de existencia, sin embargo, se considera que muchas de las leyes que contiene son aún más antiguas, pues al ser un código, es el resultado de la recopilación de muchas leyes.

Razonemos un poco, si los intereses se regulan en el código de Hammurabi ¿Qué pasaba antes? ¿Será acaso que no se cobraban intereses? Ó ¿Más bien, lo realista es pensar que si se regulan los intereses, es porque antes de una de las leyes que integra el código se cobraban intereses superiores o muy superiores de lo que establece la regulación?

La respuesta es clara, si se regulan los intereses, es porque antes se cobraba mucho más. Observe entonces que esto del valor del dinero en el tiempo, no es nada nuevo, más bien pertenece a la naturaleza del hombre, en consecuencia, usted debe comprender que todos a su alrededor estarán tratando de cobrarle lo más que puedan de intereses y claro, de pagarle lo menos posible o hasta de no pagarle nada.

Amigo lector, acabamos de identificar otra amenaza, no solamente están quienes le cobran intereses sino que también existen otros seres aborrecibles que manejan su dinero y no le otorgan rendimiento alguno o le otorgan rendimientos sumamente bajos. A los primeros trate de bajarles lo que le cobran, ya sea negociando las tasas o pagándoles y a los segundos sencillamente, retíreles sus recursos y colóquelos en donde sí le rindan bien.

¿Cómo entra en este lío el tema de la inflación?

La inflación  es  el aumento sostenido de los precios o la pérdida de poder adquisitivo del dinero, en palabras sencillas, suponga usted que posee una cantidad de 1.000 unidades monetarias al comienzo de un año. Si la inflación fue del 30 %, quiere decir, que para adquirir lo que usted compraba por 1.000 al comienzo del año, al final del año, necesitaría 1.300. Por otra parte, con sus 1,000, usted nada más podrá comprar lo que antes compraba con 769 unidades monetarias (769 x 130 % = 1.000). Resulta que alguien le quitó 231 y usted ni siquiera se dio cuenta.

¿Y Quién le robó los 231?

Vamos a identificar ahora a los “presuntos malhechores” y analizar quién puede ser el culpable.

a.- Los productores, comerciantes y los empresarios “especuladores”.

Claro, este primer grupo de sospechosos estaría siempre interesado en ganar lo más posible, pero tiene sus limitaciones. Supongamos, que solamente existe un posible proveedor, que es quien le vende todo a un grupo grande de clientes, este productor, estará claramente interesado en maximizar sus ganancias, pero eso tiene un límite, el proveedor no podrá cobrarle a las personas más de lo que estas produzcan, si lo hace, las dejará en la ruina y perderá a su clientela, terminando a la larga el mismo productor en la ruina.

Es así como una vez alcanzado el precio “óptimo” en el cuál el proveedor, quita a los consumidores todo lo que produzcan y los deje con lo mínimo necesario para sobrevivir, ya no podrá seguir aumentando los precios, deteniéndose así la inflación. Pero sabemos que la inflación es un proceso continuo, que nunca se detiene.

Por otra parte, si existen muchos productores de algún bien, y uno sube el precio, probablemente habrá otro productor interesado en aumentar su mercado dejando el precio como está, así el segundo proveedor aumentará sus beneficios y no habrá aumento en el precio.

¿Y qué pasa con los intermediarios?

Igual, si algún intermediario se pasa de listo, vendrá otro a quitarle su parte de mercado, bajando la inflación.

Al parecer, aun considerando que los comerciantes pueden ser sumamente inescrupulosos, lamentamos no tener argumentos suficientes para culpar a este grupo de presuntos malhechores de la inflación que revienta nuestros bolsillos.

b.- El gobierno que gasta más de lo que recibe o que lanza mucho dinero a la calle.

En la actualidad, el dinero ha dejado de ser oro o plata, para convertirse en papel moneda o billetes, o incluso en cantidades de fondos que ni siquiera se palpan pues son trasferencias electrónicas.

En general, el “señorazgo” o el monopolio del derecho a emitir dinero, ya sea en forma de billetes o de depósitos, pertenece hoy en día al estado, nadie más puede imprimir o “crear” legalmente dinero. En algunos casos, los estados tienen instituciones independientes como los bancos centrales, que asumen la responsabilidad de la emisión monetaria y de alguna manera son autónomos, esa independencia reduce la posibilidad de un descontrol que lleve a un aumento desmedido de la cantidad de dinero. Sin embargo, ese no siempre es el caso y en algunas ocasiones, los gobiernos influyen demasiado sobre los bancos centrales y los ponen a emitir billetes.

Lo que pasa en este último escenario, es muy simple, imagine que volvemos al ancestral mundo de los sacos de granos y de los corderos. Suponga que usted, quien produce el trigo y su vecino quien cría los ovinos, son los únicos seres sobre la tierra. Si en este momento, usted dispone de 100 sacos de trigo y su vecino de 100 ovejas o corderos, el precio será de un saco por un animal. Si en cambio, usted tiene una cosecha maravillosa y se duplica la cantidad de trigo disponible, lo más seguro es que el vecino ya no acepte un saco a cambio de uno de sus corderos, ahora será natural que pida más.

Lo mismo ocurre cuando la cantidad de dinero en la calle sube a consecuencia de un gobierno que aumenta su gasto y lo paga con billetes recién impresos (prendiendo la maquinita), los que producen querrán más dinero por los bienes y servicios que pongan a la venta. Pues, ahora resulta claro, quien es el responsable o el culpable de que su dinero que usted tiene en el bolsillo, valga menos, o de que le hayan “robado” sus 231 unidades monetarias.

¡No puede ser, resulta que es el gobierno quien le “robó”!

Así la respuesta es clara, son los gobiernos y sus bancos centrales quienes tienen la responsabilidad de la inflación, siempre es muy bueno saber quienes nos perjudican, la inflación en definitiva hace más pobre a quien ya lo es, pues los pocos mecanismos existentes de defensa solamente están a disposición de quienes ya poseen riquezas y el salario de los más pobres casi nunca sube tanto como los precios.

Ahora bien, ya dijimos que el dinero vale más hoy que mañana aún sin inflación ¿Pero qué hacemos si existe inflación?

En este caso, deberemos hilar aún más fino, para medir los verdaderos rendimientos del dinero. De alguna forma, si el dinero rinde menos que la inflación, ya sabemos que al final tendremos menos dinero. Así que si invertimos en tiempos de inflación, deberemos sacar un rendimiento esperado que supere a la inflación y que además, satisfaga nuestras expectativas de beneficio. En palabras sencillas, si la inflación es del 30 % e invertimos 1.000, el obtener un rendimiento de 200 nos traerá pérdidas y para comenzar a “ganar” tendremos que recibir al menos 301 adicionales a los 1.000 invertidos, y cualquier resultado que no alcance estos 301, es pérdida.

¿Cómo se logran determinar estos rendimientos reales?

Supongamos que usted considera que para que un negocio sea razonable, su rendimiento debe ser al menos del 15 % anual y que en el medio donde se desenvuelve, la inflación es del 30 %.

¿Cuál deberá ser entonces el rendimiento necesario para justificar una inversión en ese medio?

La respuesta es sencilla, aunque requiera algo de cálculo, sería sumarle 15 % + 30 % y eso da 45 %, pero a ese número para contrarrestar el efecto de la inflación sobre los beneficios, deberá sumarle también el producto de 15 % x 30 % y eso da 4,5 %. Por lo tanto, la inversión deberá rendir al menos un 49,5 % anual. Si no rinde eso, el negocio no tendrá justificación.

Para generalizar:

Rendimiento con inflación = Rendimiento sin inflación + Inflación + Rendimiento sin inflación x inflación

 

20 de Mayo de 2020

Algo de historia

El dinero no está en la naturaleza o como algunos dicen, el dinero no crece en los árboles. Además, no podemos olvidar que el dinero es un invento del hombre, de nadie más, ningún animal conocido utiliza dinero como mecanismo de intercambio, es así que todos los temas que giran en torno dinero, obedecen claramente a la naturaleza humana.Ahora bien, para hablar con alguna propiedad, debemos comprender cómo y de dónde surge el dinero.

El hombre primitivo era nómada y apenas tenía la posibilidad de sobrevivir con sus propios recursos, no hacía ningún intercambio de bienes, pues carecía de excedentes. Sin embargo, hace aproximadamente unos diez mil años, el hombre comienza a establecerse en forma estable en algunos lugares y una vez asentado, empieza a desarrollar en forma especializada la agricultura, la ganadería, además de mecanismos rudimentarios de minería y artesanía.

A partir del momento en que se hace sedentario y se especializa, surge en el ser humano, la necesidad de intercambiar los bienes que producía con otros bienes o servicios que necesitaba y este intercambio surge en principio en forma de trueque.

Un agricultor que cosechaba trigo, podía estar interesado en adquirir un cordero de su vecino que se dedicaba a la cría de ganado y probablemente si tenía excedente de corderos, con gusto intercambiaría un animal por unos cuantos sacos de trigo.

Pero la situación podía complicarse si lo que requería el agricultor era por ejemplo ropa, entonces le tocaba visitar a algún artesano que hiciese ropa ¿Qué ocurriría si el artesano no estaba interesado en trigo, sino más bien en carne? A lo mejor, en ese caso particular, el problema se resolvía entregando trigo al criador de corderos y llevándole un cordero al artesano.

¿Y si el asunto se tornaba más complejo?

Por ejemplo, el agricultor podría también desear algo de madera para calentarse, e ir a casa de un leñador quien no quería ni trigo, ni carne, sino ropa. Eso claramente representaba un paso más en esos procesos de trueque y probablemente, ya el ganadero habría adivinado que el agricultor tenía bastante trigo y le tendría condicionada la entrega de corderos a más sacos de trigo e igual podría hacer el artesano con la ropa al pedirle quizás más carne por cada túnica.

Finalmente, tanta complejidad terminaba dejando abierta la puerta al surgimiento y la valoración de bienes que puedan ser aceptados por todos, artesanos, agricultores, ganaderos o leñadores. Y que además les dieran otras varias ventajas a todos, ventajas tales como las de poder almacenar, mantener y transportar con facilidad, el valor de sus excedentes.

Estos nuevos bienes, no son más que el dinero, de alguna forma, el ser humano consideró que bienes tales como los metales preciosos, el oro y la plata, podían ser recibidos a cambio de parte de sus excedentes de producción, para luego intercambiarlos por los excedentes que otras personas generaban, pero también este dinero, podía guardarse para ser utilizado luego, creándose así el concepto del ahorro.

17 de Mayo de 2020

Las características del dinero

Para que determinado bien sea considerado dinero, debe cumplir con las siguientes características:

  • Escaso
    • La cantidad disponible debe ser limitada pues de ser muy abundante, poca gente le dará valor, la sal fue considerada dinero hasta cierto momento en la historia, sin embargo, cuando su abundancia se hizo patente, la sal dejó de ser valorada. Las inflaciones son un ejemplo de la pérdida de valor del dinero.
  • Valorado por muchos
    • La validez del concepto del dinero depende en realidad del valor que le den las personas, luego se trata de una construcción psicológica basada en la creencia de billones de personas que estarán dispuestas a ofrecer el fruto de su esfuerzo a cambio de ese bien de intercambio denominado dinero. 
  • Duradero
    • Algo que se deteriore físicamente, que pase de moda o que se vuelva obsoleto, perderá la percepción de valor por parte de los seres humanos, de ahí que el dinero debe ser imperecedero, no puede deteriorarse. Las devaluaciones o depreciaciones de las monedas son formas de deterioro que claramente dañan la calidad del dinero. Igualmente la emisión de grandes cantidades de dinero, hacen que el dinero existente pierda valor.
  • Transportable
    • Si algo no puede llevarse de un sitio al otro, perderá su capacidad de transportar valor, de ahí que el dinero debe estar contenido en bienes que puedan llevarse de un sitio al otro. Un terreno, por ejemplo, no puede ser dinero.
  • Transferible
    • Una transacción de compra o de venta no se concreta si el bien o servicio requerido no pasa de una mano a la otra, como el dinero casi siempre es la contrapartida del bien o del ser bien o servicio, también debe pasar de una mano a la otra. Si determinado objeto no es transferible, no puede ser dinero.
  • Fraccionable
    • El dinero debe ser útil tanto para transacciones muy pequeñas como para transacciones muy grandes, de ahí que debe ser posible representarlo en cantidades muy pequeñas y también en cantidades muy grandes.

En la próxima entrega hablaremos sobre la historia del dinero y sobre cómo hay características que se han mantenido a través de la historia, todos los intentos de ir en contra de estas características, han derivado en catástrofres…

10 de Septiembre de 2019

¿Qué es el dinero?

El dinero representa un bien de intercambio y más que darle calificativos, lo útil es tratar de darle un abordaje neutral e intentar comprender sus reglas.
El dinero es din duda alguna un invento del ser humano, y sus reglas, si es que existen, se adaptan plenamente a la naturaleza del ser humano.
El dinero es tan humano que ha sido inventado varias veces, se inventó en primer lugar en la media luna fértil que va desde el río Nilo en Egipto hasta los ríos Tigris y Eufrates en en actual Irak. También los chinos tuvieron su dinero y por último en el continente americano, los Aztecas ya tenían mercados y bienes de intercambio aceptados en forma generalizada como dinero.
Antes del dinero, fue el trueque, si alguien tenía un excedente de algún producto y necesitaba otro, lo más sencillo era entregar lo que poseía en exceso a cambio de lo que no tenía. Las limitaciones del trueque son numerosas, entre ellas, la especificidad de las necesidades, con el trueque todo estaba muy bien si el vecino tenía exactamente lo que tú necesitabas, y tú tenías lo que el vecino requería, pero ¿Y si no? Si por ejemplo alguien tiene lo que tú necesitas y pero lo que tú tienes no le es de utilidad a esa persona.
La solución a ese dilema, se llama «dinero» y ese dinero ha caminado con nosotros a través de la historia.
En la siguiente entrada, veremos las características de ese bien denominado dinero.